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Convertir espacios comerciales en viviendas es una alternativa económica a la vivienda que se ha vuelto popular en los últimos años y ha crecido durante la pandemia. También ha habido un nuevo uso para una pequeña oficina que ha estado vacante debido al teletrabajo.
Independientemente de la necesidad o la inversión, la conversión de estas propiedades se está convirtiendo en una opción muy atractiva en un mercado inmobiliario que ofrece apartamentos que suelen ser muy caros.
Una vez presentado el proyecto, el propietario deberá realizar los siguientes pasos:
1.- Obtener la aprobación del ayuntamiento para el proyecto técnico.
2.- Pago de tasas e impuestos municipales en relación con la solicitud de licencia de obras.
3.- Elaborar la declaración de cambio catastral para comprobar el cambio de casa a lugar de residencia.
4.- Tras la finalización de las obras, es necesario obtener el primer permiso de actividad, presentar el certificado de finalización de la obra y la declaración de cambios catastrales al ayuntamiento.
Pero no es oro lo que reluce, y aunque «en un mismo edificio, el espacio comercial cuesta la mitad que una vivienda», la conversión de una vivienda en residencia tiene sus propias dificultades y trámites burocráticos. Además, los costes de los procesos judiciales suelen rondar los 1.200 euros. Y la preparación del arquitecto para el proyecto técnico suele estar entre 1000 y 1500 euros. Por lo general, una revisión completa de los costes del proceso judicial, convertir una casa en residencia puede costar entre 20.000 y 30.000 euros.
